Su fundación tuvo lugar en el año 1.505 en la Ermita de Santa Brígida, donde actualmente se encuentra edificada la Parroquia de San Francisco, aunque para el historiador portuense Hipólito Sancho, la advocación de esta primitiva ermita sería la del Santo Cristo. Sobre los cimientos de esta antigua ermita fundaron los franciscanos su convento en 1.517.
Un documento que puede atestiguar el lugar de fundación de esta cofradía de sangre y penitencia se encuentra en el expediente formado en 1.763 por el cabildo de la Santa Iglesia Prioral, a consecuencia de la pretensión de la Veracruz de salir en Estación de penitencia acompañada por la comunidad del convento de San Francisco de la Observancia, en la que su entonces Hermano Mayor Don Rafael Antonio de Quiñones y el Mayordomo, Don Benito Suárez de Siquera indicaban que “sabe y le consta que dicha cofradía se halla fundada… en la referida capilla de la Sangre, habiendo sido establecida y fundada en el convento del Señor San Francisco de la regular observancia, con cuyo motivo, siguiendo la mayor correspondencia de su comunidad, ha determinado la Hermandad sacar en procesión sus imágenes con asistencia de aquella en satisfacción de la antiquísima costumbre de haber de llevar al convento dichas imágenes, para desde él, salir en procesión”1. Otro detalle que nos demuestra la antigüedad de esta corporación portuense es el que nos suministra el testamento de Teresa Hernández2, mujer de Pedro de Aragón fechado el 30 de Julio de 1.525, la cual ordenaba que acompañasen a su entierro las cofradías de la Misericordia, Veracruz y Sangre, Encarnación y Santa Catalina.
La Hermandad fue fundada con la advocación de Veracruz, una advocación que fue difundida por toda España gracias a las indulgencias que obtuvo la Cofradía de la Veracruz de Toledo de manos del cardenal Pedro González de Mendoza. La Hermandad portuense tomo auge gracias a las indulgencias que obtuvo para ella el cardenal franciscano Quiñones. Según cuenta la leyenda, la imagen actual del Santísimo Cristo de la Veracruz, recibía culto en la vecina localidad de la Villa de Rota. La imagen fue sacada en solemne procesión por los campos roteños con el fin de acabar con una pertinaz sequía que existía en esos años. Y estando en mitad del campo, empezó a llover fuertemente. Incomprensiblemente, los aldeanos dejaron la imagen del Cristo en el campo y salieron corriendo a guarecerse de la fuerte lluvia que caía de manera torrencial. Al día siguiente, salió desde el Puerto el Duque de Medinaceli para practicar la cacería donde milagrosamente halló la imagen del Santísimo Cristo en el campo y mandó que la cargaran en su caballo para traerla a El Puerto3.
En el siglo XVI, la Hermandad de la Veracruz se fusiona con otra que fue fundada en el año de 1.530 con el nombre de Hermandad de la Preciosísima Sangre de Cristo, la cual radicaba en un templo propio que era conocido como la “Capilla de la Sangre”, y que estaba ubicada en las confluencias de las actuales calles Palacios y Nevería. Desgraciadamente, se conservan muy pocos datos escritos y gráficos que nos describan como pudo haber sido este pequeño templo, aunque dada la cercanía en el tiempo de su desaparición, parece algo inaudito. Sabemos que la espadaña del templo se conserva sobre la portada de otra Capilla existente en una finca llamada “El Pedroso” que se encuentra en Puerto Real. En esta Capilla existió un hospital, y según la época y el número de personas, podía atender a sus enfermos con algo de continuidad. Como decimos, en el siglo XVI, se produjo la fusión de las dos Hermandades bajo el título de la Santa Veracruz y fijaron su sede en la Capilla de la Sangre. Para no perder la tradición de salir del Convento de San Francisco, las imágenes eran trasladadas hasta allí para iniciar el desfile procesional la tarde del Jueves Santo, acompañadas en su recorrido por hermanos de sangre y de luz4. Como vemos, la Cofradía de la Veracruz procesionaba antaño el Jueves Santo por las calles del Puerto, aunque más de una vez se entablo en pleitos con otras Hermandades que solicitaban el privilegio de salir en este día5. Todos los pleitos, como este con la Hermandad del Nazareno se fallaron a favor de la cofradía de la Veracruz, y continuó haciendo Estación de Penitencia al anochecer del Jueves Santo. A finales del siglo XVII, el hospital fue cerrado y sustituido por otro que fundo en la calle San Sebastián un hermano de la Orden de San Juan de Dios llamado Amador de Orellana, cuya labor en el Puerto fue la de fusionar todos los hospitales que existían en la ciudad y centralizarlos en uno sólo.
Del carácter de esta corporación, el apelativo de sangre y penitencia nos dice que se trataba de una Cofradía de disciplinantes, como solían ser entonces todas las penitenciales, a diferencia de las llamadas de luz, que se limitaban al culto de las imágenes titulares y a la práctica de determinadas obras de caridad. Conocemos la fecha aproximada de la aprobación de sus primitivas reglas por parte del provisor de la Archidiócesis Sevilla, con un margen de 8 años de diferencia por parte de algunos historiadores locales, y estaría entrono a mediados del siglo XVI6, aunque desgraciadamente dichas reglas han desaparecido.
La Hermandad continúo radicando en la Capilla de la Sangre. Este pequeño templo, enclavado como comentábamos anteriormente en las confluencias de Nevería y Palacios, ocupaba un área de 80 metros cuadrados, adentrándose en una casa colindante por Palacios y resultando su forma una ele. En su construcción fue utilizado un mortero de cal y arena que estaba sostenido en sus esquinas, huecos y espadaña con cantería de piedra de sillería procedente de la Sierra de San Cristóbal. El campanario ocupaba todo el frente de la fachada de la calle Palacios, que era donde estaba la puerta principal7. Los techos de la Capilla estaban formados por un tendido de vigas de madera y ladrillos y en su exterior estaba cubierto con tejas que vertían a la calle Nevería. Una vez que era franqueada su puerta principal, se encontraba un precioso cancel de maderas nobles, y este a su vez daba paso a un salón rectangular con el suelo de ladrillo de barro cocido rojo. Al final, de esta sala se encontraba la sacristía8. En el fondo de la Capilla se alzaba un antiguo retablo de madera de unos cinco metros de altura, formando en su parte superior un arco de medio punto sostenido por dos columnas. En el centro del mismo se hallaban las imágenes titulares de la Hermandad y a sus pies, el altar con el Sagrario. Todo el retablo estaba pintado de blanco, con los adornos y apliques salientes sobredorados. El fondo de las imágenes estaba pintado de azul a imagen de un cielo, con algunas estrellas plateadas. A la derecha del altar, bajo un dosel había una pequeña imagen dolorosa y a la izquierda, existió una escalera con un barandal que daba acceso a un desván que se encontraba encima de la sacristía y que se utilizaba como almacén de enseres. Enfrente de esta escalera, y debajo de otro dosel había una imagen de un crucificado, de tamaño académico realizado en madera. Todo el templo estaba ocupado por bancos de madera y los que se salvaron después del hundimiento, junto con la campana y otros objetos fueron depositados en la Iglesia de San Joaquín.
En sus reglas o estatutos, tenían establecido un llamado “compromiso de beneficencia”, que no era más que un derecho asistencial que tenían los Hermanos. Estos derechos, consistían en una asistencia medica-farmacéutica y espiritual. Este primitivo seguro médico fue practicado hasta el año 1.942, año en la que la Capilla de la Sangre fue abandonada por el inminente peligro de derrumbe de sus techos. La Hermandad tuvo que trasladarse con las imágenes y enseres a la Iglesia Mayor Prioral, donde fueron recibidos por el Arcipreste y Cura Párroco de entonces D. Antonio Cía Moreno. Fueron instalados provisionalmente en la Capilla de San José y luego pasaron a la Capilla del Rosario. Al poco tiempo la Capilla de la Sangre se derrumbó.
En el año 1.943, la Hermandad decide trasladarse a la Parroquia de San Joaquín, donde reside desde entonces y fue reorganizada gracias a la colaboración del Párroco D. Manuel Salido. La Cofradía decidió realizar un retablo para el altar mayor de dicho templo. La mitad del coste de este retablo se pagó con el dinero obtenido de la venta del solar donde se encontraba la Capilla de la Sangre. A principios de 1946 la hermandad percibió el dinero de la venta del solar, unas 30.000 pesetas: 5.000 fueron para el paso de cristo, que aún procesiona, y 25.000 para el retablo para que fuera presidido por los titulares de la cinco veces centenaria Cofradía. La cuenta bancaria para financiar la obra se abrió en junio del 46, con el dinero de la Hermandad; 2.000 pesetas ofrecidas por la propia parroquia, 5.000 del Conde de Osborne, entonces alcalde de la ciudad, y 10.000 de Fernando Terry. Una suscripción popular fue sumando la cantidad poco a poco con donativos particulares y otras empresas locales que también se unieron rumbosamente a la cuestación. Eran unos años durísimos, en la culminación de la crisis de la posguerra y el sacrificio económico popular era evidente, y hasta podría interpretarse como derrochador para tal fin. El retablo finalmente tuvo un coste de 62.000 pesetas de las de 1947, cerca de 3 millones de pesetas al cambio actual, un auténtico fortunón en los “años del hambre”.
El escultor portuense José Ovando Merino realizó la obra en su taller de Sevilla y fue enviando regularmente piezas a la parroquia hasta su montaje total en febrero-marzo de 1947. La obra fue bendecida por Don Manuel Salido el 19 de marzo de dicho año, a las diez de la mañana, en una función donde concurrieron solemnemente todos los representantes políticos, militares y religiosos de la ciudad, con el conjunto de la Vera-Cruz presidiendo el altar del templo. La Hermandad celebró además con tal motivo un solemne Quinario. La cofradía, que entonces desfilaba en la madrugada del Viernes Santo -de 12 de la noche a 3 de la mañana-, salió por primera vez desde San Joaquín en el 46, estrenando entonces el paso tallado en madera con apliques dorados.
Otro 19 de Marzo, pero del año 1.968, fue bendecida por el entonces Párroco D. José María Rivas Rodríguez, la nueva imagen de María Santísima de Consolación y Lágrimas, que fue realizada por el magnifico escultor sevillano Sebastián Santos Rojas.
En el año 2.005, la Cofradía celebro el V Centenario de su fundación. En septiembre, las imágenes fueron trasladadas a la Iglesia Mayor Prioral para celebrar un triduo en su honor. El día 25 salieron en procesión desde el principal templo portuense para celebrar en la Plaza del Castillo una Misa Pontifical presidida por el entonces Obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez Don Juan del Río Martín. Se dieron cita en el puerto miles de cofrades pertenecientes a un gran número de Hermandades de toda España bajo la advocación de Veracruz.
1 - Archivo de la Iglesia Mayor Prioral, legajo titulado “Razón de lo sucedido en el año 1.763 con la Cofradía de la Santa Veracruz, sita en la Capilla de la Sangre de esta ciudad y gran Puerto de Santa María”. Procesiones, nº 8. 31 de Marzo de 1.763.
2 - Puede verse en el Archivo de la Iglesia Mayor Prioral, fondos procedentes de la Cofradía de las Ánimas, legajo Capellanía nº 3, folio 77.
3 - En ciertas ocasiones de sequías y epidemias fue sacado el Santísimo Cristo de la Veracruz en procesión de rogativas acompañando a la Virgen de los Milagros, patrona de la ciudad.
4 - Según consta en el libro de Maravedis (hoy Defunciones) del Archivo de la Iglesia Mayor Prioral, nº 4, folio 2 de 1.692 la Cofradía de la Veracruz hizo su estación de Penitencia el Jueves Santo 3 de Abril de ese mismo año. En este libro eran anotadas todas aquellas Cofradías que habían satisfecho una cantidad de dinero para la construcción de la Iglesia Mayor prioral. Sino satisfacían la cantidad de dinero estipulado se les prohibía su salida procesional por las calles del Puerto. Algunas de estas Hermandades, dada su escasez económica estuvieron hasta 20 años sin procesionar.
5 - Archivo de la Iglesia Mayor Prioral, legajo 7 Procesiones. Despacho y Comisión para que se le guarde el estilo que a avido y tenido la cofradía de la Veracruz en orden a salir la procesión la Semana Santa en el Jueves Santo en la tarde” Fechado el 3 de Abril de 1.743. “Digo que como a vuestra merced consta por público y notorio y que se acredita de la regla de dicha cofradía, que demostró y se haya aprobada por el doctor Sebadilla, provisor y vicario general de la ciudad de Sevilla, en su institución de más de doscientos años desta parte y uno de sus especiales ejercicios salir con procesión de disciplina de sangre con las imágenes de nuestro señor Jesucristo crucificado y demás aparato, previendo la noche del Jueves Santo de cada año y que los hermanos de la disciplina de sangre se hayan confesado y comulgado aquel día so pena de perjurio porque en su entrada y asiento de esta hermandad es de la dicha regla el que hayan de jurar todo lo que por ella se dispone y manda para la mayor perfección y devolución de sus sentidos ejercicios. Y es así que por los atrasos y pobreza de la dicha cofradía en años tan calamitos… han dejado de salir…ha acontecido que el año pasado que no salió la expresada procesión de nuestra cofradía, facilitaron los hermanos de la de Jesús Nazareno el salir su procesión el Jueves Santo en la noche, ocupando día y hora señalado en nuestra cofradía desde la expresada antigüedad”.
6 - Para J. M. Gago sería 1.563, para Hipólito Sancho sería 1.565 y 1.568 para otros documentos.
7 - En 1.880 se construyó una nueva puerta por la calle Nevería para poder sacar los pasos. Entonces fueron tapiadas las cuatro ventanas verticales con rejas y puertas.
8 - De las paredes de la sacristía colgaban varios cuadros de escaso valor artístico, siendo el más apreciado el que representaba a la Sagrada Familia, el cual carecía de firma.
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