miércoles, 1 de abril de 2015

Dos maneras diferentes de sentir la pasión en el Martes Santo portuense

La ciudad estaba preparada para una noche de contraste. Dos hermandades con sede canónica en la Basílica Menor estaban preparadas para realizar su estación de penitencia. Dos hermandades de corte muy diferente. Por un lado, la Misericordia y, más tarde Dolor y Sacrificio.

La primera en realizar su salida fue la Misericordia, siempre esperada por una multitud de personas arropándola en la plaza de España. La bella estampa de su salida no deja a nadie indiferente. Este año, además, acompañada por la Agrupación Musical Santa María de la Blanca, de la localidad sevillana de Los Palacios.

Detrás, Nuestra Señora de la Piedad, y ésta, acompañada por la banda Nuestro Padre Jesús Nazareno de Rota. Así Madre e Hijo fueron deslizándose por las calles portuenses, hasta llegar a la carrera oficial. Tras este trámite de obligado cumplimiento se encaminaron hasta su lugar emblemático, el entorno del Castillo. Desde ahí y con pesar de hermanos y fieles, la hermandad de la Misericordia volvía hasta su casa, la Basílica Menor.

La hermandad de la Misericordia se encontraba en carrera oficial cuando las puertas del primer templo portuense volvían a abrirse. Primero el Cautivo y tras Él, su Madre, María Santísima de Dolor y sacrificio.

La plaza de España los recibía en silencio, en señal de dolor y respeto. Los hermanos rezaban el rosario y una multitud de fieles comenzaron a acompañar a los dos pasos por su estación de penitencia.

Desde la plaza de España se encaminaron a la Carrera Oficial, para posteriormente encaminarse a su barrio, el Barrio Alto.

Aquí, en el Barrio Alto, se vivieron los momentos más álgidos y emotivos. Ella es la Reina de Barrio Alto.

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